lunes, 14 de noviembre de 2011


Las Tentaciones Ponen a Prueba Nuestra Auténtica Libertad



Tras el bautismo, el Espíritu lleva a Jesús al desierto y lo somete a  la tentación. Ser bautizado es el comienzo de un camino. Se parte de un estado de gracia y hay que llegar a una meta manteniéndose firme en el propósito. Y en ese camino hacia el encuentro con Dios tienen lugar las tentaciones que ponen a prueba la auténtica libertad.
La tentacion del pan...
Si nos dieran a escoger entre un Dios que nos facilite el pan, o un Dios que nos diese la libertad y la responsabilidad para adquirirlo trabajando, posiblemente escogeríamos el primero. “No solo de pan vive el hombre” (Mt 4,4), pero en tiempos tan pragmáticos como los presentes solemos considerar el pan como lo primero y lo más importante: “más vale pan sin honra, que honra sin pan”. También en el subconsciente colectivo de la Iglesia se deja ver el convencimiento de que desde la riqueza se predica mejor y con más efectividad que desde la pobreza. Por eso nos gusta una Iglesia rica y esplendorosa... 

domingo, 13 de noviembre de 2011


“LA CARNE ES DEBIL, PERO MI DIOS Y PADRE ME HACE FUERTE "



“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”.
                                                           Mateo 26:41 

¿Alguna vez le has dicho al Señor: “Dios mío quita de mi esta tentación o aparta de mí esta prueba”?, bueno me imagino que si, pues todos en momento determinado lo hemos pedido, pero ¿Realmente Dios ha quitado la tentación o apartado la prueba?
Y es que no es que Dios no pueda quitar la tentación o que no pueda apartar esa prueba, sino que El quiere que este ahí para poder fortalecer nuestra vida espiritual, para que maduremos en nuestra relación personal con El, para que nuestra FE y CONVICCION se haga más fuertes.

martes, 8 de noviembre de 2011

" No Encubras Tus Pecados "


El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. (Prov. 28: 13).

Acán reconoció su culpabilidad, pero lo hizo cuando ya era muy tarde para que su confesión le beneficiara. Había visto los ejércitos de Israel regresar de Hai derrotados y desalentados; pero no se había adelantado a confesar su pecado. Había visto a Josué y a los ancianos de Israel postrarse en tierra con indecible congoja. Si hubiera hecho su confesión entonces, habría dado cierta prueba de verdadero arrepentimiento; pero siguió guardando silencio. Había escuchado la proclamación de que se había cometido un gran delito, y hasta había oído definir claramente su carácter...

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