martes, 20 de diciembre de 2011

Cristianos de Hoy ¿ Demasiados Suaves?

Cristianos de Hoy: ¿Demasiado Suaves? 
Vivimos en tiempos en los que la confrontación no es bien vista, incluso si se trata de la refutación del error. Al parecer se valora el acuerdo sólo por ser tal, no importando si con ello se compromete la verdad.
Por ello, cuando se expone el error de un falso maestro, suelen surgir voces con proclamas tales como "no juzgues", "en vez de criticar, predica el evangelio", o "mientras discutimos el mundo se muere sin Cristo allá afuera".

Es cierto, es absolutamente necesario predicar el Evangelio a quienes aún no creen en Jesucristo, pero, ¿Acaso eso impide denunciar el error? Ambas actividades no tienen por qué ser excluyentes; muy por el contrario, han de ser complementarias. De hecho, así lo hicieron los Apóstoles, e incluso el mismo Señor , como veremos más adelante.
Por otra parte, muchos creen que denunciar el error es algo que Jesús prohibió bajo el mandamiento de no juzgar. Sin embargo, una y otra cosa son totalmente distintas:
a)      "No juzgar" se refiere a un juicio moral, donde quien juzga se considera cumplidor de la ley de Dios, concibiendo al ser juzgado como alguien inferior espiritualmente. Un ejemplo claro lo encontramos en este fariseo:
"El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano" (Mt. 18:11-12).
"Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces" Mt. 7:15 (¿Cómo me guardo de ellos, si no puedo distinguir cuál es la verdad del error?)
"[hablando de los obispos] retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen. Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene" Tit. 1:9-11
"Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.
Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo" Jud. 3,4.
"Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado,
y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme" 2 P. 2:1-3 (leer todo el capítulo)
"Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos" Ro. 16:17
Por otra parte, muchos pretenden aplicar a la situación de los falsos maestros el siguiente pasaje:
"Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano" Mt. 18:15-17.
Sin embargo, como el mismo pasaje señala, su aplicación es cuando un hermano "peca contra ti". Primero que todo, debe tratarse de un hermano, es decir, alguien que forme parte del cuerpo de Cristo, cuestión que no ocurre con los falsos maestros. De otro lado, el pasaje señala que ha de tratarse de un pecado "contra ti", lo que no ocurre cuando se predica un falso evangelio, ya que en ese caso es un atentado contra la verdad de Dios, y por tanto contra Dios mismo. En este caso, como señala el texto ya citado de Ro. 16:17, es necesario fijarse en quiénes están causando divisiones en doctrina y apartarse de ellos, denunciándolos para que otros hermanos sean librados del error también.
En fin, la Biblia admite la confrontación del error, y no sólo eso, sino que también la impone como mandato. Por ello, no nos creamos más piadosos que Jesús y sus Apóstoles, y sigamos su ejemplo. Es la verdad del Evangelio la que está en juego, lo que también tiene efectos en la salvación de los que aún no creen.

Que Dios nos de sabiduría y discernimiento, así como también gracia y mansedumbre. Amén.

Pr. Patricio P.

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